La geografía íntima de las emociones

La editorial valenciana Pretextos acaba de publicar con el primor que le es propio la (hasta ahora) última obra poética del periodista y dramaturgo José Manuel Martín Portales, Patio Interior , galardonada con el II  Premio Internacional de Poesía Gabriel Celaya de la Diputación de Guipúzcoa, una obra que prosigue la poética estilizada que su autor ha cultivado en otros de sus poemarios como El espejo vacío (2004), sus trabajos sobre el tradicional haiku japonés  (un formato poético de gran condensación verbal) es muestra significativa de esta inquietud.

La obra intenta plantear o al menos reconocer (por cuanto no existe otro sentido más que la propia pregunta en su mismo proceso) el discurrir de los hombres a través de una geografía íntima (el patio interior, metáfora alusiva al alma) a lo largo de tres etapas que estructuran el libro:

 se inicia con El borde las naranjas, planteada desde un yo-nosotros, a la que sigue el tú que dota de sentido al discurso en el amor en Llueve tu risa, para concluir con el tercer bloque,  La última esquina, recapitulando todo lo anterior desde la experiencia colectiva e histórica en donde la expresión se desahoga en su confesión. Tres etapas estructurales donde dialogan la metafísica y la mística en torno a una geografía íntima (decimos) destinada a repetirse en su misma esencia, de ahí el tono suavemente nostálgico e incluso elegíaco de sus versos,

Viento

Huella en la duna

                            El viento juega

                            A deshacer

La consistencia

del viento

                            lo que va a ser

borrado

lo que fluye al olvido

como si volviera

                            a nosotros

(página 75)

Martín Portales mantiene a lo largo su obra la depuración poética de la palabra en el canto suspendido por la memoria invertebrada del cosmos, ese instante detenido que se eterniza en la conciencia, haciéndose correlativa a la palpitación insondable de la naturaleza sobre cuyo misterio avanza la humanidad como una estrella errante sedimentada finalmente en los versos del Patio interior.

José Juan Martínez Bueso

Fuente foto: Juan Crespo