La prestigiosa magistrada y ex-jueza estuvo en Zafra el pasado 26 de febrero en una charla sobre el estado de la justicia en España invitada por el Colectivo Manuel J. Peláez. Manuela Carmena aboga por eliminar las condiciones obsoletas de la justicia, de carácter vertical y exclusivista por otro modelo horizontal donde no haya desequilibrios y el ciudadano se implique y ayude a mejorar junto con la administración pública el contexto social y político donde vive, convencida de que una justicia sin ética no es justa.
Usted tiene una dilatada carrera a sus espaldas, cree que ha evolucionado la justicia durante la democracia en España
Ha ganado en libertad, la gran conquista de la democracia. Sin embargo ese gran logro se ha visto empañado porque no ha ido acompañado de la eficacia ni la eficiencia necesaria. Además, desafortunadamente la mayor libertad tampoco ha modificado el modelo de justicia, que sigue siendo muy autoritario, en el que los ciudadanos siempre parece que son justiciables pero no ciudadanos.
Una de las críticas habituales a la justicia es su lentitud, ¿quiénes son los responsables de esta situación?
Es un tema muy interesante para reflexionar porque llevamos tanto tiempo diciendo lo mismo y nada ha cambiado. Cuando hablamos de la justicia creo que no sólo debemos hablar de los errores judiciales sino también de la legislación, de cómo se hacen las leyes y cómo se llevan a cabo las normas, por qué se hacen normas sin analizar el fracaso de las anteriores (con lo que se vuelven a repetir los fracasos), …La lentitud de la justicia tiene algo que ver con eso, con una concepción absolutamente ridícula de los plazos procesales, porque cuando el legislador dicta tres días de plazo para un proceso, no piensa que ese procedimiento es único sino que por ejemplo puede ir acompañado de veinticinco más y que, por lo tanto, no pueden avanzar de manera simultánea todo el conjunto en esos tres días. Los legisladores no han querido nunca abordar una cosa tan sencilla. A su vez incide en esta lentitud la falta de independencia de la justicia, que formalmente es independiente, pero económicamente no lo es, porque depende del ejecutivo nacional o del comunitario, con lo cual la estructura de funcionamiento está completamente hipotecada. Si se quiere que la justicia sea independiente pero no se pone una estructura de gestión ágil que la haga independiente, nunca lo será.
La retórica de la justicia tiene en ocasiones términos muy oscuros, ¿es necesaria esta oscuridad y complicación en el lenguaje?
No, eso indica hasta qué punto la democracia no ha traído consigo la democratización de la justicia. Suelo hablar del modelo de justicia vertical, inspirado en la concepción de Zeus o de Júpiter, la justicia es Dios y dice lo que hay que hacer, pero la justicia en democracia hay que entenderla como círculo: todos somos iguales, todos formamos parte de la tarea consistente en hacer cumplir unas normas que hemos considerado las mejores para nuestra sociedad dando la mayor satisfacción a todos y resolviendo de manera ágil los conflictos que se puedan tener. Mientras que esto no sea así, no se produce una democratización de la justicia y entonces ocurre que cuando un poder no es democrático, tiene tendencia a esconderse, y qué mejor forma de esconderse que generar el analfabetismo mediante formas incomprensibles. Esto lo hizo siempre la clase dirigente: los brujos, los magos, los reyes, … era una manera de distinguirse de la plebe. Parece mentira que hoy día la justicia siga empeñada en mantener un lenguaje incomprensible. Creo que esto es una grandísima agresión al ciudadano y me sorprende por qué hay tan poca reacción.
Qué ligazón existe entre justicia moral y justicia ética, ¿la justicia debe tener un comportamiento moral con la sociedad?
La justicia tiene que ser ejemplar, debe encerrar los valores éticos que la justifican. El hecho de que haya alguien de árbitro social que apruebe o recrimine las acciones de otras personas exige una ejemplaridad por definición y la justicia por definición tiene que ser justa. El premio nobel de economía en su libro La idea de la justicia dice que todas las sociedades necesitan tener un sentimiento de justicia que es lo que hace avanzar la sociedad. Esta reflexión la completaría con la necesidad de la creación de los derechos humanos en el siglo XVIII porque en aquel momento la humanidad había desarrollado unos niveles de empatía mucho mayores que en épocas anteriores donde no había identificación de un ciudadano frente a otro. Esta empatía y esta igualdad es una conquista extraordinaria de la humanidad y han estado inspiradas en el sentimiento de justicia. Creo que este valor ético y popular es esencial que llegue a las cúspides ejemplarizadoras. No se puede hacer una justicia ética sino es justa, si no, deja de ser justicia.
Cada vez más la ciudadanía considera que la justicia tiene una doble vara de medir en función al poder adquisitivo de cada persona con el cual puede comprar su libertad o hacer que la justicia sea más comprensiva, ¿hay que reinventar la justicia?
Sin duda, hay que plantear una justicia igualatoria. El doctor en filosofía de la economía belga Host dice que hay que romper el modelo Júpiter para implantar el modelo Mercurio, que es la comunicación y el intercambio. Una sociedad compleja supone intercambio, implica una estructura distinta.
¿Qué opina sobre la Ley Mordaza?
Es terrible. Es un engaño. En líneas generales creo que hemos aceptado un poder legislativo que se cuestiona muy poco su poder porque si nosotros, desde hace tiempo, hubiéramos explicitado que no se puede hacer una ley que no se entienda, que no se puede hacer una ley innecesaria, que no se puede derogar una ley sin haber visto sus repercusiones, no estaríamos donde estamos ahora. Esta ley Mordaza tiene una exposición de motivos enorme, larguísima pero dice una serie de consideraciones que son todas falsas porque dice que hay una situación de inseguridad ciudadana y esto es absolutamente mentira. Hay que ver lo que pasó. En el 92 se creó la ley de seguridad ciudadana del señor Corcuera, que fue muy lamentable, bueno, pero en el 92 había un alto grado de inseguridad ciudadana relacionado con el alto índice de consumo de droga que no tiene nada que ver con la situación de hoy pero ocurre que las disposiciones son caóticas y, al retroceso de las libertades tenemos que aguantar un debate legislativo inaguantable, no hay esas necesidades que la ley dice.
¿Cuáles serían las repercusiones de la Ley Mordaza?
Va a limitar más los derechos de los ciudadanos en relación con la policía. Plantea la posibilidad de revisar las decisiones judiciales. Espero que se derogue cuanto antes pero si no, como la antigua, se verá que todos sus artículos están cuestionados de una u otra manera por el Tribunal Consititucional. Volverá a pasar lo mismo con esta ley porque ésta es muchísimo peor. Los ciudadanos tenemos que pedir que las leyes sean otra cosa. En primer lugar que las leyes se entiendan, que los conceptos sean claros. Pero no veo críticas al poder legislativo y esto es inaceptable. Este es uno de mis objetivos y en esto estoy trabajando ahora, me gustaría convenceros de que tenemos que empezar entre todos a reformar la ley.
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