La artista María José Gallardo expone su último proyecto plástico Non sine solis iris en la casa de la Cultura de Villafranca de los Barros hasta el 15 de junio, una muestra que reflexiona sobre la construcción social y personal de la identidad de género a lo largo de más de 50 lienzos
Después de pasar por el Centro Andaluz de arte contemporáneo en Sevilla llega a la Sala I de Exposiciones de la Casa de la Cultura de Villafranca de los Barros la obra Non Sine Sole Iris (Sin sol no hay arcoiris) de la artista villafranquesa María José Gallardo.
Una propuesta expositiva a medio camino entre la posible interpretación actual de un retablo barroco y un gabinete de curiosidades contemporáneo. Consciente de que el orden visual incide en la percepción y en la lectura de la obra (y, por supuesto, en la experiencia cognitiva pero también de disfrute), la artista se apropia de la manera en que las Kunstkammer o cámaras de las maravillas presentaban sus colecciones de multitud de objetos extraños y cuadros en la época de las grandes exploraciones y descubrimientos (S.XVI y XVII), para mostrarnos su propia selección con una estructura y temática calculada y precisa. Más de 50 lienzos que se organizan a partir del retrato de una dama de cuerpo entero que aparece bajo la sugerente leyenda que da título a la muestra, Non Sine Sole Iris.
Son cuadros que basan gran parte de su carga estética en el intercambio simbólico con el espectador. Porque Gallardo ha construido a lo largo de los años un vocabulario propio a base de trabajo, pero también de lectura, estudio y observación; emblemas, símbolos, motivos religiosos, esotéricos, heráldica, ex-votos o relicarios se muestran en retratos o bodegones que nos ofrecen la posibilidad de pensar sobre la pintura en parámetros distintos a los estrictamente plásticos o estéticos: en relación a la historia, a la literatura, a la representación o a las actuales teorías sobre la construcción binaria del género.
Sus retratos, -no casualmente son la mayoría de mujeres, y además blancas, jóvenes y siempre vestidas- llevan a indagar en las relaciones entre los cuerpos y las vestimentas. Amas de casa, vírgenes, reinas o guerreras son plasmadas siempre con cuerpos vestidos, lo que nos obliga a repensar en el papel histórico que la indumentaria (y su representación plástica), ha tenido en el proceso de naturalización de las identidades duales (femeninas o masculinas) como ordenamiento social para pensar el género.
El cine, la moda, la música, el cómic y por supuesto las artes plásticas, pero sobre todo la historia de la pintura son las fuentes que originan y configuran el territorio estético de esta extremeña que formó parte del grupo de artistas que fundó la sevillana sala de eStar (2001- 2007); un universo personal que nos muestra en la presente exposición producida para el CAAC, y en el que se mezclan de manera nada traumática elementos como las luces de Vermeer, la estética punky de Balmain, las vanitas de Valdés Leal o las calaveras de Mcqueen; las veladuras de Tiziano o la costura tenebrosa de Ricardo Tisci; el barroquismo de La Roldana y el exceso de Lacroix; la factoría Disney o las Inmaculadas de Murillo; las páginas de Vogue o las Santas de Zurbarán.
Esther Regueira Mauriz
foto portada: ABC -Sevilla
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