La Sala Guirigai junto con la revista Madreselva organizó un debate sobre planes de política cultural en Extremadura ante las próximas elecciones autonómicas que agrupó a 10 agentes culturales y 7 representantes de grupos políticos el pasado 29 de abril, que hablaron cerca de 3 horas junto al público asistente sobre la problemática del sector en Extremadura.
Tras exponer ambas secciones sus ideas y planteamientos a lo largo de poco más de una hora se inició el debate al que se sumaba el público asistente con presencia de políticos, que querían reforzar los argumentos de sus compañeros de partido, así como se notó la presencia de destacados agentes culturales extremeños.
Gran parte de los participantes convergieron en manifestar el hecho cultural como consecuencia de la educación de los jóvenes en los centros de enseñanza donde se les fomenta una serie de valores que les hacen sensibles a manifestaciones culturales, esta fue la idea con la que arrancó Carlos Delgado, coincidente con Paco Vizcaíno, para el que las instituciones públicas debe garantizar la participación de los ciudadanos en la cultura y crear espacios culturales y Valentín Iglesias, que desde ATTAC denunció la mercantilización de los valores educativos en la escuela, defendiendo una educación financiera para defender la transformación social, igualdad y la sostenibilidad del planeta.
Partiendo de esta base y como consecuencia de ella se sostuvo la idea de cultura como patrimonio colectivo y bien social que argumentó Siro García, que generaban diversas dinámicas comunitarias, al igual que José Juan Martínez Bueso para quien la cultura, al ser patrimonio, pasaba a convertirse en hecho identitario de un pueblo y susceptible de ser protegida y desarrollada. Al igual que él, Beatriz Blanco hizo hincapié en que la cultura es patrimonio social y campo de batallas de modelos de mundo. Ideas compartidas por la arqueóloga Montserrat Girón, declarando por consecuencia que toda política cultural debe ser agregativa y a largo plazo añadiendo que la política cultural debe ser pactada con sus responsables, integrada en la sociedad. Daniel Gordo en este sentido de la cultura como identidad abogó por un modelo cultural propio que fomente nuestra identidad ya que la cultura popular nos identifica para construir nuestro propio futuro. Al respecto Damián Galán manifestó que el desarrollo social histórico condiciona el hecho cultural de un país, poniendo a disposición pública un documento elaborado por su propio Foro donde se desarrollan estas ideas. Y Óscar Martín desde el público insinuó la necesidad de reformar las condiciones de la universidad y la propia universidad, en crisis, según Joaquín Macías desde mediados de los 90.
La cultura como industria cultural y su gestión era un aspecto que no podía faltar y de esta manera Domingo Cruz aludió a esta vertiente de la cultura como modelo productivo. Ángel Brice insistió en esta idea gracias a la cual se generan beneficios económicos, sosteniendo que las instituciones públicas deben apoyar indirectamente al sector privado para facilitarles su desarrollo. En este punto, Juanjo Bellido arqueólogo director de Underground, desde el público planteó la necesidad de reformar la política cultural actual para que se puedan desarrollar actividades culturales en entornos rurales (no turísticos), completando este planteamiento Montserrat Girón afirmando la necesidad de acciones culturales como oportunidad de desarrollo en Extremadura. Miryam García Cabezas sostuvo que la ciudadanía debe dinamizar el territorio a partir de ayudas a colectivos. Se crearán redes o flujos para compartir conocimientos, socializando el patrimonio. Al respecto se expusieron diversas posturas sobre la gestión de esas ayudas. El parlamentario socialista Luciano Fernández desde el público declaró la escasez de esas ayudas a la cultura con datos en la mano. De acuerdo con Domingo Cruz las ayudas han sido escasas, partidistas y sin repercusión, aparte de que, según él, no hay ningún mecanismo de control para redistribuir las ayudas. Siro García declaró la necesidad de estándares de transparencia a lo que Virginia Alberdi como parlamentaria del Gobierno de Extremadura sostuvo que todas las ayudas lanzadas desde la Consejería de Cultura son ayudas públicas basadas en subvenciones, se publican las convocatorias, las comisiones evaluadoras de cada proyecto y sus resultados. Estas personas son de la mayor independencia, sin vínculos profesionales ni familiares. Entrando en materia se lamentó el actor y productor Esteban García Ballesteros (como asistente al acto) de que en relación a otros sectores, el cultural necesitaría ampliar sus actividades en consonancia con las otras áreas:
ayudas a la internacionalización del sector y ayudas a la gestión cultural, idea que vino a secundar el productor José Recio afirmando que, sea como sea, desde la política se debe apoyar a los proyectos que tienen más repercusión. El crecimiento, sostuvo Andrés Gordo, debe de ser consecuencia de la buena política cultural, se debe apostar por lo propio porque de otra manera se acaba apostando por propuestas extrañas.
Pero para una más eficaz labor propuso Miguel Litón, cabía coordinar las distintas administraciones donde a veces hay duplicidades en diversos procesos de apoyo: económico, educativo y administrativo. La misma idea sostuvo Joaquín Macías, alegando la facilidad y la socialización que permite hoy la tecnología 2.0 para desarrollar proyectos culturales.
Un factor importante dentro de las dinámicas de acción es, por supuesto, el mecenazgo, que no ha pasado desapercibido en el debate. Mientras unos apostaban por una nueva ley de mecenazgo como es el caso de Francisco García Gómez-Aguado, quien sostenía que la cultura debía autofinanciarse a través de una nueva ley de mecenazgo, sin excluir la intervención de las instituciones públicas. Le replicaba David Pérez, gerente de la sala casareña La Nave del Duende, desde el público, advirtiendo a los participantes políticos sobre orientar sus planteamientos teóricos en función de las necesidades reales de las empresas culturales. Miryam García Cabezas y Valentín Iglesias reflexionaron sobre los peligros del mecenazgo, ya que las empresas con capacidad financiera son grandes multinacionales que genera ideología. Se está educando a los jóvenes sin valores críticos. La conocida periodista Olga Ayuso presente en el acto apoyó esta idea complementándola al afirmar que con una nueva ley de mecenazgo hay peligro de injerencia de las grandes corporaciones en los medios públicos. Pero la amenaza real del sector se encuentra en la precariedad y por tanto en la necesidad de profesionalizarlo como señaló Ana Toro, lamentándose de que la actividad cultural condena a la incertidumbre la vida de las personas y quien señaló que no hay que confundir voluntariado con participación social, un espacio propicio al intrusismo en donde hay roces y agravios amparados oficialmente. Francisco Gómez Fernández-Aguado apuntó la necesidad de crear planes de estabilización.
La Sala Guirigai estaba ya caldeada de ideas cuando decididamente se enfiló hacia las conclusiones, una vez Magda García-Arenal, la anfitriona del debate como directora de la Sala, precisó la urgencia de comunicación con los agentes culturales al día de hoy inexistente y la necesidad de que las autoridades inviertan y cooperen con las actividades culturales en favor de la población.
Entonces se lanzó el cuarto a espadas que todos estaban esperando en el debate, un compromiso y una esperanza que descongestionase el panorama en la propuesta de Miryam García Cabezas, quien planteó la creación de un consejo autonómico cultural extremeño, que fue bien recibido por la delegada del Gobierno de Extremadura, Virginia Alberdi y por el resto de partidos, que se adhirieron encantados al convenio futuro a realizar entre todos los grupos políticos tras las próximas elecciones, dejando caer al hilo de este plan diversos aspectos que garantizasen el desarrollo de un sector tan debatido, cuestionado y castigado en todas las administraciones. A partir de ahora la intermediación del poder regional con los agentes culturales tiene una oportunidad de existir y bienvenida será toda iniciativa que nos ayude a mantener nuestra cultura como lo que es, un proceso evolutivo en la identidad colectiva. Todos los asistentes a este agitado debate de casi tres horas fueron testigos del pacto que acababa de nacer.
Lee la primera parte del debate
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